Qué debes saber antes de dar a luz: la matrona nos lo explica
Dar a luz a tu hijo es una experiencia increíble y algo que siempre recordarás. A pesar de que el cuerpo femenino está preparado para parir, no siempre es fácil y sencillo. Antes de dar a luz, debes prepararte de la mejor manera posible comprendiendo en qué consiste el parto y qué debes esperar.
En este artículo del blog, te presento una descripción detallada de las diferentes etapas del parto para que puedas hacerte una idea de qué puedes esperar, tanto de ti misma como del médico o de la matrona, en un parto totalmente normal y sin complicaciones. Entre otras cosas, encontrarás la respuesta a las siguientes cuestiones:
- ¿Se inicia siempre el parto rompiendo aguas?
- ¿Cómo se sienten las contracciones? ¿Qué significa estar dilatada de 10 centímetros?
- ¿Cuándo debo acudir al hospital? ¿Qué ocurre allí?
- ¿Cómo puede ayudarte tu pareja durante el parto?
¿En qué consiste un parto?
Un parto considerado «normal» tiene lugar entre la semana 37+0 y la semana 42+0. A esto se le denomina «parto a término». Además, para que se considere normal, el bebé debe salir cabeza abajo (posición cefálica), el embarazo ha debido transcurrir sin complicaciones, el parto debe haberse iniciado de modo espontáneo, y la progresión debe ser normal y sin intervención quirúrgica, médica o farmacológica.
Durante el parto, el útero se contrae, lo que hace que el cuello del útero se borre y se dilate, tras lo cual el bebé se expulsa junto con la membrana amniótica, el líquido amniótico y la placenta.
La primera etapa del parto
El parto consta de 3 etapas que pueden dividirse en 5 fases que explicaré aquí:
Primera fase: dilatación latente
La fase de dilatación latente constituye la primera fase del parto. En algunas mujeres, esta fase transcurre con rapidez, mientras que para otras dura muchas horas e incluso, en ocasiones, días. Ambos casos son completamente normales y, por desgracia, no es algo que podamos controlar por nosotras mismas. La dilatación latente comienza con las primeras contracciones reales y regulares y continúa hasta que el cuello del útero se haya dilatado aproximadamente cuatro centímetros.
Tan solo cerca del 10 % de los partos se inician rompiendo aguas y con el comienzo posterior de las contracciones. El mito del embarazo de que todos los partos dan comienzo rompiendo aguas está muy extendido. Sin embargo, la mayor parte de los partos se inician con contracciones, después de lo cual, en algún momento durante el parto o al final del mismo, se rompe la bolsa de líquido amniótico. Durante la fase de dilatación latente, la mayor parte de las mujeres expulsan por la vagina un flujo de consistencia mucosa de color transparente o rosáceo secretado por el tapón mucoso. Se trata de una acumulación de mucosa ubicada en el cuello uterino y que actúa como barrera protectora contra las bacterias procedentes del exterior. Esta mucosidad puede aparecer varias semanas antes del parto sin que esto signifique necesariamente que el parto esté cercano. Es algo totalmente normal. Durante esta fase puedes presentar también leves sangrados. Esto ocurre porque el cuello del útero empieza a dilatarse, y se rompen pequeños vasos sanguíneos. También es algo completamente normal.
En este momento, las contracciones son, por lo general, suaves (pero dolorosas), y los intervalos entre ellas serán largos e irregulares. Durante la fase de dilatación latente, normalmente estarás en casa, en un entorno tranquilo y familiar, donde puedas recurrir a métodos para aliviar el dolor como agua caliente, masajes o una almohadilla térmica en la parte inferior de la espalda o en la parte delantera. Puedes preparar este momento del parto durante tu embarazo y leer cómo hacerlo en nuestro artículo del blog dedicado a cómo prepararse para la llegada del bebé.
Exploraciones durante la fase de dilatación latente
Cuando las contracciones ganan en intensidad, se vuelven más dolorosas y se repiten regularmente en intervalos de 3-5 minutos (desde el inicio de una contracción hasta el inicio de la siguiente), es el momento de acudir al hospital donde se te realizará una exploración que incluirá lo siguiente:
- Controlar el latido cardíaco del bebé
- Determinar la duración y los intervalos de las contracciones
- Explorar de forma externa la tripa para determinar la posición del bebé, su tamaño, la tensión del útero y cuánto ha descendido la cabeza del bebé en la pelvis
- Medir la presión arterial
- Analizar una muestra de orina
- La matrona/el médico también llevan a cabo una exploración interna durante la cual introducen dos dedos en la vagina para comprobar la dilatación del cuello del útero. Durante la exploración interna también verifican si la membrana amniótica está intacta y cómo está girada la cabeza del bebé. El propósito es valorar lo avanzada que estás en el trabajo de parto. Es posible que la exploración interna resulte incómoda, pero es algo normal. Dile a la matrona cómo te sientes, y ella lo hará lentamente y respetando tu ritmo.
En ocasiones se realiza una cardiotocografía. Se trata de una exploración externa durante la cual se colocan dos electrodos en la tripa para medir el latido cardíaco del bebé y, al mismo tiempo, registrar tus contracciones. El objetivo de una cardiotocografía es asegurar que el bebé responde bien a las contracciones.
Si la dilatación del cuello del útero es de aproximadamente cuatro centímetros y tienes contracciones regulares, es probable que te quedes en el hospital ya que habrás pasado a la fase de dilatación activa. Si continúas en la fase de dilatación latente y todo marcha sin complicaciones, podrás regresar a casa y esperar a que las contracciones se vuelvan más intensas y frecuentes.
Si presentas un sangrado intenso, notas que el bebé apenas se mueve o si rompes aguas en casa, acude de inmediato al hospital.
Segunda fase: la dilatación activa
La fase de dilatación activa comienza cuando aumenta la intensidad de las contracciones. Para muchas mujeres esta es la fase más dura del parto. En esta fase, el cuello del útero se dilata de 4 a 10 cm de modo que la cabeza del bebé pueda girar a través del canal del parto. Las contracciones tienen una duración de entre 60 y 90 segundos y se repiten en intervalos de 2 a 3 minutos. A medida que las contracciones se vuelvan más intensas, es buena idea concentrarse en la respiración. Durante el parto, la respiración es una de las herramientas más importantes de las que dispones para reunir la fuerza necesaria para hacer frente al dolor. Existen diferentes técnicas de respiración que pueden aplicarse durante el parto.
Si no has preparado ninguna técnica respiratoria con antelación, te recomiendo que inspires profundamente por la nariz y que espires lentamente por la boca durante toda la contracción. Intenta relajar el cuerpo, en particular la frente, las manos y los hombros. Si el cuerpo se tensa durante las contracciones, puede agudizar el dolor y alargar el parto. Es muy importante centrarse en respirar con calma y en mantener el cuerpo totalmente relajado, ¡incluso aunque pueda resultar extremadamente difícil!
Algunas mujeres recurren también a la visualización durante el parto para no pensar en el dolor. Puedes visualizar, por ejemplo, una flor mientras se abre, un paseo por la playa sobre la arena caliente o algo totalmente diferente. Tú decides qué es lo que mejor te va. Es conveniente que practiques tanto la respiración, como la relajación y la visualización antes de dar a luz para saber qué hacer y cómo lidiar con el dolor del parto. Recuerda que la matrona o el médico están ahí para ayudarte a través del proceso.
Tercera fase: la fase de transición
La fase de transición comienza cuando el cuello del útero está completamente abierto (10 centímetros) y dura hasta que la cabeza del bebé se coloca sobre el suelo pélvico y se siente la necesidad de empujar. En esta fase, la cabeza del bebé desciende a través del canal del parto. Al mismo tiempo debe girar correctamente. Esto puede llevar desde unos pocos minutos hasta varias horas. Algunas mujeres siente que el dolor va cambiando o incluso se reduce un poco durante esta fase. Es algo totalmente normal. Se debe a que el cuerpo debe coger fuerzas antes de que dé comienzo la segunda etapa del parto.
Por lo general, moverse y estar en posición vertical durante el parto resulta beneficioso. Ayuda al bebé a girar correctamente y puede aliviar parte del dolor. También puedes sentir un deseo irrefrenable de empujar a medida que la cabeza del bebé avanza y desciende por el canal del parto. No empujes aún de forma activa ya que esto puede alargar la segunda etapa y agotaros tanto a ti como al bebé.
La segunda etapa del parto:
Cuarta fase: la expulsión (dar a luz a tu bebé)
Esta fase se inicia cuando el cuello del útero está completamente dilatado y la cabeza del bebé se encuentra sobre el suelo pélvico. Ya estás lista para empujar. Muchas mujeres sienten una necesidad imperiosa de empujar y no pueden refrenarse. Para muchas mujeres puede ser una sensación fantástica poder hacer, por fin, algo de forma activa durante el parto, incluso aunque duela. Esta etapa puede durar desde unos pocos minutos hasta dos horas. Las madres primerizas pueden llegar a empujar durante cerca de una hora.
Empujar de la forma correcta, utilizando toda tu fuerza, puede exigir una técnica especial. Puede que sientas una gran presión en el recto, como si el bebé estuviera naciendo por ahí, pero es algo normal. Es como si estuvieras sentada en el baño intentando hacer de vientre. Puede sonar estúpido, pero así es exactamente. No te preocupes si orinas y defecas mientras das a luz; la matrona y el médico están acostumbrados. Es absolutamente normal, y algo que no puedes controlar. Por el contrario: puede suponer un obstáculo si tienes miedo e intentas retener las ganas, ya que el bebé tiene que nacer, y es importante no alargar esta etapa en exceso.
La matrona te guiará sobre cómo empujar, cuándo empujar y, por último, cuándo respirar. Es muy importante que, en esta etapa, exista una buena colaboración entre la matrona y tú. Cuando la matrona te diga que respires, la cabeza del bebé estará a punto de salir. A este momento se le llama «coronar», además de recibir también la denominación de «anillo de fuego», un nombre muy descriptivo. La cabeza del bebé ya está asomando, y parece que quema. ¡Dicho de otro modo, el estiramiento de la piel del periné duele muchísimo!
Debes respirar cuando la matrona te lo indique. Puede que aplique paños calientes contra tu periné y te guíe de forma que la cabeza del bebé salga lentamente. El propósito es garantizar que te rasgues lo menos posible y que el bebé nazca de la forma más suave. Una vez ha salido la cabeza, el trabajo más difícil ya está hecho. El resto del cuerpo se expulsa bien en la misma contracción o bien en la siguiente con un solo pujo. El momento en el que el bebé nace es maravilloso, y el dolor desaparece. En función del procedimiento que aplique el hospital, te colocarán al bebé directamente sobre el pecho, piel con piel, donde le limpiarán y taparán con una manta, o el personal del hospital se llevará al bebé para realizar una exploración, limpiarlo y envolverlo en una manta.
La tercera etapa del parto:
Quinta fase: la expulsión de la placenta
Tras dar a luz a tu bebé, llega el momento de las secundinas, cuando se expulsa la placenta. Para la mayoría de las mujeres, la expulsión de la placenta transcurre sin ningún tipo de complicación y sin dolor. Muchas mujeres describen la expulsión de la placenta como la salida de un bulto caliente seguida de un gran alivio. La matrona puede pedirte que empujes o que tosas, tras lo cual la placenta se libera rápidamente.
A continuación, es probable que la matrona coloque una mano sobre tu abdomen para comprobar si el útero se ha contraído adecuadamente y para asegurarse de que no estás sangrando en exceso. En ocasiones es necesario administrar una inyección con un medicamento que provoca la contracción del útero y la disminución del sangrado. Seguidamente, la matrona comprobará si has sufrido un desgarro y si necesitas puntos de sutura. La mayor parte de las mujeres que necesitan puntos de sutura han sufrido desgarros sin complicaciones que la matrona cose tranquilamente en el paritorio mientras tú tienes a tu bebé en brazos. Es totalmente normal sufrir un desgarro al dar a luz.
Cerca del 80 % de las madres primerizas tienen algún tipo de desgarro, pero no todas necesitan puntos de sutura. Si el desgarro es importante y afecta al músculo del recto, exige la supervisión de un médico, y puede ser necesario trasladarte a un quirófano para que el médico tenga las condiciones adecuadas para poder suturar el desgarro. Tan solo cerca del 4 % de las mujeres sufren un desgarro grave al dar a luz que afecta al músculo del recto.
¿Qué se siente al tener una contracción? ¿Y en qué consiste?
Las contracciones son el endurecimiento y la relajación rítmicos de los músculos que rodean el útero y que se producen durante el parto. Suavizan, maduran y dilatan el cuello del útero y ayudan a expulsar al bebé. El útero es como un globo hinchado: es grande, está tenso y tiene un pequeño «grifo» en la parte inferior, el cérvix o cuello uterino. Su finalidad es ayudar a mantener al bebé seguro y protegido en el útero durante el embarazo. Cuando el útero se contrae, el cuello de ese pequeño «grifo» asciende, y el «grifo» (el cérvix) comienza a abrirse. Son los músculos del útero los que realizan las contracciones y los que permiten que el cuello del útero se abra o dilate. En la imagen inferior puedes ver una ilustración de la dilatación del cuello del útero durante el parto.
Cuando el útero se contrae al comienzo del parto, puede sentirse como dolores menstruales agudos por encima del pubis o en la zona inferior de la espalda. El dolor puede desplazarse en función de lo avanzada que estés en el trabajo de parto. Las contracciones aumentarán cada vez más a medida que el parto avance, y se irán haciendo más prolongadas y más intensas. En un determinado momento, no podrás centrarte en nada más que en el dolor que sientes y en pasarlo. En este momento, la respiración será tu mejor aliada. Puede resultar difícil describir cómo se siente una contracción, ya que la sensación varía de mujer a mujer, pero lo que todas comparten es que duele mucho.
Alivio del dolor durante el parto
Existen diferentes formas de aliviar el dolor durante el parto. Puedes elegir entre métodos naturales y médicos de alivio del dolor. Te recomiendo que te familiarices con las diferentes formas o métodos que ofrece la matrona o el hospital antes de dar a luz y que pienses en qué es lo que te gustaría. A continuación puedes ver una lista de las diferentes formas de aliviar el dolor.
Naturales:
- Respiración
- Masaje y contacto suave
- Visualización
- Agua (baño o ducha)
- Calor (p. ej., una almohadilla térmica)
- Jengibre o pasta de chile
- Movimiento
- Acupresión o acupuntura
- Inyecciones de agua estéril
Médicas:
- Paracetamol
- Morfina (solo en la fase de dilatación latente)
- Gas hilarante
- Epidural
- Bloqueo del nervio pudendo (funciona bien contra la necesidad temprana de empujar y para la sutura posterior)
¿Qué puede hacer mi pareja?
En muchos aspectos puede resultar difícil ser la pareja de una parturienta. Ver a tu pareja sufrir dolores durante horas o incluso días sin ser capaz de aliviar el dolor puede ser muy duro y puede hacerte sentir impotencia. Algunas mujeres necesitan que su pareja esté junto a ellas, mientras que otras prefieren lidiar con las contracciones solas. Ambas opciones son perfectamente válidas.
Durante el parto, la labor de la pareja es satisfacer cualquier necesidad que tengas, ya sea darte un masaje, aplicarte paños fríos, traerte algo para beber u ofrecerte su mano para que la aprietes. Una vez más, es conveniente que habléis de tus expectativas antes del parto.
Consejos para la pareja durante el parto
- En primer lugar, recomiendo hablar sobre las expectativas o deseos de tu pareja antes del parto. Pueden cambiar a medida que se acerca el momento, pero poner en común vuestras expectativas os aporta un punto de partida.
- Asegúrate de que tiene todo lo que necesita, ya sea algo para comer o beber, un masaje, una mano que apretar, etc.
- Dile que lo está haciendo bien y lo fuerte y resistente que es. Ayúdale a mantener el ánimo cuando la situación se complique.
- Recuerda que lo más importante es que tú, como pareja, debes apoyar a tu novia o a tu mujer.
- Recuerda que estáis en esto juntos o juntas y de que ambos o ambas sois importantes durante el nacimiento de vuestro bebé. No estás molestando y no estás en medio; tienes el mismo derecho de estar ahí que tu pareja que está dando a luz.
Si este artículo te ha resultado interesante, te recomendamos que leas nuestro artículo del blog sobre los abortos espontáneos o nuestro artículo sobre la dieta y el embarazo.
Me llamo Julie, soy matrona y trabajo en el Servicio de Atención al Cliente. Soy matrona desde hace 6 años, durante los cuales he acumulado experiencia en numerosas maternidades, incluida una estancia en Uganda. Proporciono al blog de Cryos conocimientos expertos sobre fertilidad, embarazo y parto. Espero ayudarte a acercarte un poco más a hacer realidad tu sueño de tener un hijo.
JulieCryos